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La biomecánica en el theremin II

Para interpretar en el theremin tenemos que conseguir que convivan en armonía una gran cantidad de movimientos: los del cuerpo (en algunas escuelas); los del brazo, antebrazo y mano izquierda; y las diferentes oberturas (posiciones) de los dedos, flexiones de muñeca, movimientos horizontales y el vibrato del brazo derecho. 

Para conseguir esta convivencia tenemos que pensar que hay combinaciones musculares idóneas y otras conflictivas o, incluso, imposibles. Por desgracia tenemos demasiadas opciones y a veces no es fácil encontrar las mejores, por ejemplo: 

Hacer vibrato con la muñeca derecha y simultáneamente hacer oberturas con los dedos (digitación aérea) de esa mano es mecánicamente incompatible ya que esos movimientos comparten los mismos músculos; en cambio, si el vibrato lo hacemos con el brazo, los músculos de la mano quedan liberados y entonces podemos mover los dedos con facilidad. Se podrían dar muchos más ejemplos. 

También hay que tener en cuenta que cualquier variación que hagamos de nuestra estructura corporal, por pequeña que sea, influirá en el trabajo de los músculos y articulaciones. De ahí lo complejo de encontrar una estructura idónea para tocar. Una buena estructura corporal y una buena combinación muscular nos dará una ejecución segura y relajada.

 

Las diferentes estrategias para tocar el theremin

Si analizamos a varios thereministas podemos observar que no hay dos que toquen con la misma mecánica. Cada uno ha escogido, lo que podríamos llamar, una estrategia de ejecución. 

Podemos encontrar desde técnicas muy básicas a otras realmente complejas. Todas pueden funcionar correctamente siempre que escojamos el tipo de repertorio, o contexto musical, donde esas técnicas puedan desenvolverse bien.

Por ejemplo, las técnicas más sencillas son rápidas de aprender pero son muy limitadas a nivel de articulación, agilidad y recursos musicales. Normalmente carecen, o utilizan poco, la digitación aérea o el trabajo de la mano izquierda es muy simple.

En cambio, las técnicas más complejas (y obviamente más difíciles de aprender) poseen más agilidad y una gama enorme de tipos de articulación, fraseos y recursos. En este caso nos irían muy bien, por ejemplo, para interpretar “dignamente” música clásica.

Vamos a analizar brevemente cada una de las partes del cuerpo que intervienen en la ejecución y sus diferentes variables. Como se verá no hay una fórmula definitiva para tocar pero podemos recurrir a las combinaciones posturales que nos sean más cómodas y útiles para nuestras necesidades musicales.

 

Algunos ejemplos

Vamos a observar a dos thereministas. Sus técnicas son paradigmas de lo explicado en el artículo. Los dos los podemos considerar virtuosos del instrumento pero cada uno en su contexto musical. 

El primer thereminista, Samuel Hoffman, tiene una técnica extremadamente simple pero muy efectiva para el repertorio que él escogía. La segunda thereminista, Lydia Kavina, se puede considerar la intérprete con más recursos y técnica que existe en la actualidad y se puede permitir el lujo de tocar cualquier tipo de repertorio.

 

Samuel Hoffman

Su técnica sólo le permitia tocar fraseos en legato y con un contínuo portamento.

Lydia Kavina

En el minuto 2 podemos escuchar un ragtime con articulaciones y fraseos imposibles de tocar con las técnicas más simples. 

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